9 de mayo de 2011

Algo sobre un cohete y dos personas.

Nunca esperé que nada pasara así, mi vida siempre fué una serie de eventos desafortunados, seguía igual pero ahora intercalaba un par de viajes al espacio.

Yo era un repartidor de comida, no importa que comida era la que repartía, importa que debía entrar los pedidos antes de que pasaran 30 minutos, si no lo hacía así, me descontaban del sueldo, era yo contra el asfalto, mis dos ruedas y yo vs. la vía y el tráfico, deseaba los semáforos verdes y con cada llamada... "-Alo?- -Buenas, para un domicilio-" ...mi adrenalina empezaba a volar.

Un día sólo todo cambió, un día sólo dejé de ser repartidor, un día me encontraba caminando hacia el transporte que me llevaría fuera de este planeta, no hablo de alguna sustancia psicoactiva, no hablo de imaginación, no hablo de un sueño, hablo de un cohete de esos grandes, de esos que atraviesan la atmósfera, explicaré a continuación como sucedió todo, recibí una llamada, a eso de las 3:00am un jueves, la llamada estaba llena de silencios, hablaba finalmente de una chica, un nombre con la letra E, yo debía averiguarlo y... y VIAJAR AL ESPACIO? -Señor, usted se equivocó de persona, yo sólo soy un repartidor, un triste repartidor de comida sin importancia. No, de verdad, yo soy un don nadie, un fracasado del fracaso- y ya, ninguna otra explicación.

Mi nombre es Gregorio y voy en camino a la luna, a conocer a una chica de nombre con E, a veces sueño que la llaman Elizabeth, en el fondo sé que su único nombre es Emilia, Emilia y lleva una sonrisa similar a la mía, una sonrisa expectante y llena de cosas por probar.