25 de agosto de 2020

La casualidad de la cinta de enmascarar.

Llevo desde que me desperté pensando como decirte lo que siento sin sonar como una retahíla trabalenguas.
Llevo desde el 2016 dosificando un amor desmedido que no acaba, que no me interesa que acabe, que cuido y alimento porque tu existencia me acompaña a vivir esta vida.
Llevo 10 minutos procesando el inicio de este texto.

Tu voz es un lugar seguro.
Tu cuerpo es una carpa impermeable en la que me cubro de mis propias lágrimas.
Tu compañía es un bocadillo veleño en la playa de San Sebastián.
Tus besos son una situación inexplicable, parce, una experiencia cósmica.

Le agradezco a mi lucidez onírica por permitirme encontrarme tanto con vos en este encierro y en todas nuestras distancias, hay algo en tu existencia que me fortalece y por eso me resulta tan imperativo encontrarnos así sea en sueños (raros).


Recuerdo cuando te visitaba durante varios días y no me hacía falta mi cama, en cambio consideraba mezclarme con la tuya pa no tener que irme. 

Recuerdo todas las canciones que hemos cantado, que cantamos y que cantaremos, solos o juntos, porque la canción es algo que nos une así cantemos desde lugares distantes.

Recuerdo nuestro último encuentro en el parque, en el que nos pusimos a llorar detrás de nuestros tapabocas por un montón de sentimientos que resguardamos.

Recuerdo verte desde la calle.


Me pregunto: ¿por qué se dan los atardeceres?
Siempre he sentido mucha atracción hacia esa idea del fin del día, del final de la luz, del comienzo de la noche.
Me pregunto por los límites temporales: ¿cuando acaba algo y comienza otra cosa? 
O más bien ¿cómo acaba algo? ¿cómo comienza otra cosa?

Te propongo una visualización magnífica que he venido construyendo en mi mente, 
Te propongo que visitemos una playa inhóspita, una playa que no conozcamos, una playa inexistente.
Que nos encontremos ahí, prendamos algo, pongamos música y luego propongamos unos besos con límite de tiempo:

Besémonos lo que dure un cheeto encendido.
Pégame cinta de enmascarar en el brazo y escríbeme mensajes de amor.
Chao.
Sof.