4 de marzo de 2015

Hubo una vez su llegada.

No he sabido cuánto te fuiste, en verdad no sé a ciencia cierta si te fuiste pero arde, en cada ínfimo pedazo de mi piel, arde, sobre todo por eso, por pensar que arde tanto, por pensar en esa continuidad rota.
Y de repente PUFF, abrí los ojos y dibujaste mi silueta con tus pupilas, muy indecisa, con un miedo muy extraño que no sé muy bien ni dónde sentirlo.
Y de repente PUFF, tu silueta se dibujaba ahora por las luces de los carros, y una veranera, y helado, y Birdman y Harry Potter y sentir que era posible.
Y PUFF, supe que estaba ahí, yo, entera, bastante rota pero entera y que no necesitaba de ninguna pieza más porque ya las tenía todas.
Y miré y me arriesgué y golpee y tosí y lloré y fumé y contuve y corrí y me abstuve y cuando te tuve, medio te rechacé como obtención y mejor te acaricié la cara suave, para que no se te olvide que sos una nubecita.

Y luego me quedé pensando y quise trabajar mucho pero también entendí que debe pasar, que no se debe trabajar tanto.

Al final solo estaba esperando a la nada, a que el futuro venidero no me aplaste, a que la situación no se haga más difícil y el corazón no se rompa más, a que no te cueste mucho acomodarte y conjugarte en mis tiempos, a que decidas lo que sea que queras decidir y si eso implica quedarte en mi vida que te sintás en tu casa para que luego podás mimarme y nunca me solucionés el problema.

Me gusta sentir esto por ti, es lindo en Septiembre de 2012 y en Febrero de 2015.

A veces recuerdo como eramos y me da nostalgia, otra veces lo recuerdo y me molesta mucho. Yo soy otra y tu también, y en esa otredad hemos encontrado momentos valiosos. 
Me siento en un limbo muy extraño en el que un par de palabras pueden o llenar completamente mi pecho o vaciarlo y dejarlo sin nada. Entiendo poco pero siento mucho y por eso a veces no quiero entender. 

El tiempo es demasiado relativo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario