2 de octubre de 2015

Soy del tamaño de una hormiga bebé.

Siento que llevo 21 años gritándole a un montón de personas gigantescas que no me escuchan.
Siento que llevo demasiado tiempo hablando bajito.
Siento que me he pasado todo el rato tratando de subirme a lugares altos y de amplificar mi voz pero nada parece funcionar.

A veces como que vivo por debajo de todos, como que me mezclo entre las sensaciones y las actitudes, como que me agacho para que pasen por encima de mi o en algunos pocos casos me encojo para escabullirme entre la gente.

Parece ser que todas las personas debemos gritar o hacer algo demasiado llamativo para que nos note el resto del universo, parece ser que es mentira eso de que ser único y "uno mismo" es suficiente para destacar.

Todo está lleno de estándares demasiado elevados y casi siempre mi actividad favorita es empezar de cero.
¿Cómo carajos voy a cumplir todas esas expectativas en lo que me queda de vida empezando de cero una vez a la semana?
¿Cómo carajos voy a poder gritar lo suficientemente fuerte como para que me escuche todo el mundo si mido como 25 centímetros?

A veces me imagino a mi misma como esos niños pequeños que requieren imperativamente que alguno de sus padres escuche sus súplicas sobre la necesidad absoluta que tienen sobre un juguete en particular. Yo soy el niño pequeño. La vida es alguno de sus padres. El juguete es cualquier cosa, desde un pedazo de pizza, un abrazo o las ganas de que me dediquen una canción hasta tomar decisiones sobre mi trabajo de grado o comprender el sentido de mi vida.

Siento que de estos 21 años que llevo gritando solo durante pocos minutos algunas personas se han detenido a escuchar, pero los que lo han hecho no tardan mucho tiempo en la actividad. Lo cual me hace pensar que mi discurso es aburrido.
¿Será que llevo 21 años gritando la misma mierda?

Eso sería decepcionante y un poco más común de lo normal.

Creo que finalmente somos seres que llevamos vidas bastante reiterativas, algunos son perseverantes y otros solamente somos muy tercos.

Pero bueno, qué mierda.
Esto es a lo que se le podría llamar una crisis existencial.
Qué pereza.






No hay comentarios:

Publicar un comentario