tanto allá como acá se escucha el bicho,
la bicha y le biche filtrándose entre cables para materializar el encuentro creativo de nuestras manos y voces, nos encontramos acompasades en un sueño compartido en el que les dioses ancestrales se mezclan en el cielo y nosotres desde abajo miramos también endiosades en un perreo siniestro y travestísimo.
nos persigue un chinche, una cucaracha, un barranquero, la chicharras acunadas en nuestros oídos montañerxs, nos siguen los seres porque destilamos un sudor exquisito que nos hace hermanes, que nos junta en una baba magmática de digna de volcanes submarinos.
en ese junte nacen otros seres nuevos,
se gestan identidades y nuevas futuras.
nos juntamos y la planeta soporta porque no le queda de otra, la tierra bajo nuestras pezuñas y patas se estremece, nos agitamos trabestias en un único ritmo que se repite porque somos hijxs del mismo despojo, porque al mirarnos a los ojos reclamamos juntes el oro que se nos arrebató y nuestros recuerdos se inmortalizan en esmeraldas y fosiles preservados en ámbar.
nos juntamos y se mezcla el arte con el desarte, se irrumpe el tempo de las sangres y se devela ante nosotres una fortuna que predice más baile, más miradas, más complicidad, más amores.
nos juntamos y parece que explotamos solo al vernos, que nuestra mirada se desintegra en ínfimas partes de lana suave que vuela por todas partes, que se conecta a algo que al parecer solía estar conectado pero sin querer se desconectó.
nos juntamos y encontramos ciertas respuestas, nuevas preguntas y la extraña e infinita disposición de volvernos a ver.
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